Las mariposas son libres, vienen y se van cuando quieren.
Si escuchan gritos, escapan y esconden sus sentimientos. Se disfrazan de odio y rencor, y te hacen creer que ya no existen. Pero cuando ellas descubren que ese rojo sentimiento es real,
Poco a poco entran a tu estómago para renacer.
Salen de sus capullos sin mucha confianza. No quieren caer denuevo en lo mismo.
Pero la seguridad en el otro las contagia, y no dudan demasiado en lucir sus alas.
Esperan una señal, una palabra que las haga moverse.
Es tan simple, que llega a ser mágico.
Una experiencia única.
Donde se dan cuenta que todo valió la pena.
Una vez alguien me dijo, después de las cosas malas, vienen las cosas buenas.
Solo hay que creer.
Y creo que tenía razón.
Después de la tormenta, las mariposas vuelven a volar
Y parecen volar aún más fuerte que antes, con más ganas.
Con ganas de posarse en cada uno de nuestros sentidos
Dejando una huella eterna dentro de nosotros.
Esperando no aterrizar nunca más.
F.
miércoles, 6 de enero de 2010
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